Todos sabemos lo que la pasó a la
pobre lechera. Para el que no lo sepa, se dice de ella:
“Tuvo que imaginarse otro futuro
distinto, ¿porqué no hizo lo qua la mandaron?”.
“Tenía que llevar la leche de un
sitio a otro, como siempre, no se la pagaba por pensar y esas son las
consecuencias”
"Era normal, no estaba
preparada, carecía de formación. He oído que también bebía".
"¿Qué se había pensado, que
era más que nadie?"
Y muchas cosas más, ninguna
buena. Todo el mundo la ha puesto a caer
de un burro (y eso que a esta mujer lo de caer la debe sentar a leches).
Nadie ha valorado que era una
visionaria, una emprendedora. En este país el fracaso te marca para los restos
Su planificación estratégica era
inmejorable pero cuando el futuro, como en los momentos actuales, es incierto,
esos enfoques tradicionales sobre estrategia pueden ser claramente peligrosos.
Debemos compaginar una buena planificación con el manejo de la incertidumbre.
A los directivos o empresarios,
incluso a los políticos ¿qué les ocupa? La restructuración y la reingeniería (los
recortes). Aunque ambas son tareas legítimas, tienen más que ver con el
apuntalamiento de las actividades actuales que con la creación de sectores de
futuro. La restructuración trata de
poner en orden los errores del pasado y la reingeniería el ponerse al nivel de
los competidores.
La creación del futuro, requiere
previsión dado que el cambio es inevitable. Con mucha frecuencia, esta
reflexión se produce cuando el éxito
presente se ha visto reducido. Para colocarse a la cabeza de cualquier sector
la atención debe centrarse en la oportunidad de competir por el futuro y con
ello aprender a convivir con el manejo de las cosas inciertas y no seguras.
Como sucede en la historia de la
lechera los negocios son un juego de apuestas muy altas y la estrategia
empresarial que consigue el éxito, o el mayor de los fracasos, consiste en dar
forma activa a la incertidumbre de las apuestas del futuro y no sólo en continuar
dando forma a lo que nos encontramos ya funcionando.