lunes, 28 de noviembre de 2011

Canción africana

Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito.
Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición. En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros. Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.

Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propósito cuando estás confundido. No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado.

Tolba Phanem - mujer, poeta africana.

sábado, 5 de noviembre de 2011

La historia de Parafin.



   Cuando Parafin era pequeñito su mamá le alimentó para hacerse grande. Le llevaron al cole para que sacara un título universitario y de esa forma obtener un trabajo seguro. Perdió mucho tiempo frente al televisor para estar entretenido. Conoció a una chica para casarse y tubo hijos para que le cuidasen de mayor. Y finalmente murió para ser enterrado.
   Cuando Parafin estaba pensando allí, en su tumba ( ¿porqué no? quizá sigamos pensado en ese sitio) imaginó que quizá hubiese sido mejor disfrutar de la comida y de otras cosas sencillas y cotidianas, haber ido al colegio para divertirse y crecer como persona, ir a la universidad a aprender y trabajar para vivir y disfrutar de eso, de trabajar ( que dicen que sí se puede). Ver la televisión para ver cosas que no podría sin desplazarse, conocer a una chica para crecer, tener unos hijos y cuidar de unos padres para disfrutar de ellos y morir para que sigan pensando otros en ti mientras estén vivos ( mejor que él en la tumba, que es lo suyo ).


 ¿Cuántas cosas hacemos en la vida como Parafin y no las disfrutamos?

- En la Universidad existen personas que sufren y sacrifican para conseguir un papel y no un conocimientos, incluso escogen una determinada carrera porque tiene más salidas ( ya ves lo mismo que da lo de las salidas ahora). O se enrocan y siguen allí con un doctorado o cualquier excusa pues ese era su fin.
- Cuantas personas se compran un coche grande, caro o especial para____ no como un medio de transporte.
- Cuantos de nosotros hemos comprado una taladradora que no usamos por el simple hecho de tenerla, cuando lo que necesitábamos eran tan son sólo unos agujeros y nos la podía haber prestado alguien.
-  Cuantas parejas una vez casadas se destruyen pues su fin era ese "casarse" y no un medio para compartir un proyecto de vida con otra persona.
-  Nos hemos comprado casas carísimas (una, dos...) para tenerlas y no para vivir en ellas y tener un hogar.
-  Es posible que hayamos  provocado guerras para____ y  no para ayudar a nadie.
- ... A que es posible que encuentres millones de ejemplos.

    Nos han grabado a fuego que la vida es una línea en la que van sucediendo cosas y siempre estamos a la misma altura y puede que deba ser una espiral que crece y crece sin fin.
   Cuando tenemos el foco en el fin y no en el medio, una vez que llegamos a el nos desilusiona y nos sentimos desorientados e inmediatamente necesitamos otro objetivo. 
   Emplea el día en analizar como haces las cosas: como un fin o como un medio. Después sigue pensando como te sentirías más feliz. Y finalmente haz algo.
   Yo espero no tener que pensar en la tumba...me da mucho yuyu.