sábado, 22 de diciembre de 2012

Cuando me amé de verdad. Charles Chaplin


Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme...          
Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades.            
Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. 
Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. 
Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. 
Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. 
Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. 
Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. 
Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. 
Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Charles Chaplin

viernes, 14 de diciembre de 2012

No te rindas. Mario Benedetti

No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
 
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
 
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
 
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
 
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
 
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada dia es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas solo,
porque yo te quiero.

Mario Benedetti

sábado, 24 de noviembre de 2012

Pepe ¡Vamos! Parálisis por Análisis



   Pepe , nuestro ratón, entró de noche en la pastelería de Gregorio el pastelero de la calle Estación. Olía todas las cosas buenas que había allí dentro: la mantequilla, el queso, el tocino, el chocolate, el pan…Así que se levantó sobre las patas traseras estirando el hocico y soltando un silbido de alegría. Pero, ¿con qué debería empezar primero? Le iba a hincar el diente a un paquete de mantequilla cuando desde algún lado le llegó el aroma riquísimo de la crema y desde otro lado el olor irresistible del queso. A punto de empezar a devorar el queso le invadieron las fragancias de unos bizcochos, y luego las de las de unas esponjosas magdalenas, ¿no sería mejor empezar por los suizos? se preguntó. Iba a echarle el diente a los donuts cuando desde algún lado le llegó el aroma de las nueces, y desde otro lado volvió a oler tan rico a mantequilla. El pobre ratón corría de un lado a otro, sabía y no sabía lo que tenía que comer primero. Pasó el tiempo y Pepe continuaba pensando cual sería la mejor opción para comenzar a comer, cuando de repente se hizo de día, se abrió la verja y Gregorio entró en la tienda. Al ver a Pepe se enfadó muchísimo y le echó a escobazos del establecimiento.
Pepe totalmente indignado con el comportamiento del tendero decidió fomentar la mala reputación de la pastelería (incluso utilizó su FB y su Twitter) contado a todos los demás ratones: “Nunca jamás volveré a esa tienda. ¡Cuando quieres empezar a comer te echan fuera!.



   Siempre cabrá la posibilidad de pedir más, de informarte más. Y con ello seguramente irás eliminando el grado de riesgo, de incertidumbre. Pero cuidado porque este es un proceso sin fin. Y llegado a un punto de nada te servirá tomar esa decisión al no haberlo hecho en el momento justo. Mi abuelo decía "que no puedes esperar demasiado para ver amanecer". Debemos tener claro que no basta con tomar las decisiones correctas, hay que tomarlas del modo más rápido posible y empezar. Sobre todo en estos tiempos tan estupendos en los que nos ha tocado lidiar.

  Es un problema de nuestro funcionamiento como seres humanos. A las personas nos cuesta decidir, nos cuesta enfrentarnos a los problemas, nos cuesta asumir riesgos, nos cuesta cambiar. Nuestra mente que es ágil y cobardica tiende a consumir la menor energía posible (glucosa) y busca escapatorias. La cuestión es quedarnos en la zona de confort y que nadie nos moleste, que todo siga igual. Y ahí nos encontramos con la parálisis por análisis, ahí está Pepe decidiendo cual es la mejor opción. Después me sugestiono a mi mismo de que hago lo correcto, de que el análisis es fundamental para tomar la decisión adecuada, que para junio empiezo, que "casi" ya lo tengo claro...y me hago trampas al solitario demandando más y más información para evitar tomar una decisión. Esta parálisis surge de nuestro propio inconsciente y muchas veces es inevitable pero lo mejor es ser conscientes de ello y una vez detectada pelear contra ella.

domingo, 14 de octubre de 2012

La Lecherita. Planificación estratégica incierta.




                                     

Todos sabemos lo que la pasó a la pobre lechera. Para el que no lo sepa, se dice de ella:

“Tuvo que imaginarse otro futuro distinto, ¿porqué no hizo lo qua la mandaron?”.
“Tenía que llevar la leche de un sitio a otro, como siempre, no se la pagaba por pensar y esas son las consecuencias”
"Era normal, no estaba preparada, carecía de formación. He oído que también bebía".
"¿Qué se había pensado, que era más que nadie?"

   Y muchas cosas más, ninguna buena. Todo el mundo la ha puesto  a caer de un burro (y eso que a esta mujer lo de caer la debe sentar a leches).

   Nadie ha valorado que era una visionaria, una emprendedora. En este país el fracaso te marca para los restos

   Su planificación estratégica era inmejorable pero cuando el futuro, como en los momentos actuales, es incierto, esos enfoques tradicionales sobre estrategia pueden ser claramente peligrosos. Debemos compaginar una buena planificación con el manejo de la incertidumbre.

   A los directivos o empresarios, incluso a los políticos ¿qué les ocupa? La restructuración y la reingeniería (los recortes). Aunque ambas son tareas legítimas, tienen más que ver con el apuntalamiento de las actividades actuales que con la creación de sectores de futuro.  La restructuración trata de poner en orden los errores del pasado y la reingeniería el ponerse al nivel de los competidores.

   La creación del futuro, requiere previsión dado que el cambio es inevitable. Con mucha frecuencia, esta reflexión  se produce cuando el éxito presente se ha visto reducido. Para colocarse a la cabeza de cualquier sector la atención debe centrarse en la oportunidad de competir por el futuro y con ello aprender a convivir con el manejo de las cosas inciertas y no seguras.

   Como sucede en la historia de la lechera los negocios son un juego de apuestas muy altas y la estrategia empresarial que consigue el éxito, o el mayor de los fracasos, consiste en dar forma activa a la incertidumbre de las apuestas del futuro y no sólo en continuar dando forma a lo que nos encontramos ya funcionando.

sábado, 10 de marzo de 2012

Mario Benedetti (La gente que me gusta), adaptación por Gemma Lozano.

 - Joder José no soy capaz de encontrar a gente comprometida con mi empresa, cada uno va a su bola.  No se como hacerlo.
- Antonio, pero...¿ qué es lo que buscas en la gente?,  de todos me dices lo mismo.
- Pues no se lo que quiero... que sean como hay que ser.
- Bien ya hemos avanzado mucho, "como hay que ser". ¿Y eso cómo es? 
- Pues como yo 
 - Como tu....

Pienso que Antonio no sólo tiene "muy mala suerte" con sus empleados, sino que desconoce como quiere que actúen, como quiere que sean,  ni como es el mismo. Lo peor, hasta que no empiece con su análisis no podrá saber lo que quiere ni lo que espera de lo demás,  por lo tanto insatisfacción continua para él y para su entorno.
Una persona que trabaja conmigo Gemma ( las mujeres son capaces de meter con calzador sus maneras de gestión y su sello de identidad en cualquier sitio ) me dio una adaptación de un texto de Mario Benedetti, que he de reconocer que guardé un una carpeta, pues no era tiempo de "mariconadas",  pero al releerlo me acorde de mi amigo Antonio, se lo pasaré, seguro que le hace pesar.

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constuctivamente y de frente; a estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja con resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.