sábado, 5 de marzo de 2011

Blackjack. Pasarse o no llegar, cuestión de suerte.

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   No creo en el azar como clave de éxito, pero bien es verdad que cuando se acaban nuestras competencias en los asuntos que tratamos habitualmente, hay un punto de equilibrio entre la excelencia y el fracaso y este es modificado  sólo por un pequeño "destello de suerte".

   El blackjack ( el "21" de siempre )  es un juego que como en la vida, los negocios o  el amor,  llega el momento donde ganar o perder pende de un hilo y deja de ser algo que compete exclusivamente de nuestra capacidad . Entran en juego; el momento, la decisión de nuestros competidores, nuestra predisposición para asumir riesgos o  para recurrir a la  templanza, nuestro estado de ánimo, el día que tengamos, si estamos en racha, en definitiva nuestra suerte. Es el momento de pedir una carta más o de plantarnos. Es el momento de ser excelente o de fracasar. ¿Me paso o no llego a la altura del competidor? ¿Cuántas actuaciones en nuestras vidas han fracasado por que nos pasamos un poquito más de la cuenta en lo que dijimos o en los riesgos que asumimos?, al igual que ¿cuántas oportunidades nos “han levantado” por llegar un poco tarde o por faltarnos una pizca de valentía en ese preciso instante?.

   Saber las reglas y dominar la técnica del blackjack sólo otorga un 5% de ventaja sobre la banca,... es suerte.

   Ahora bien no depende tanto de la suerte el estar en la mesa acertada, saber contra quien juegas, y tener dinero para jugar nuevas partidas en busca del tan ansiado éxito, sin tener miedo a perderlo. Fuera del juego, en la vida real el tener dinero es como la capacidad de superar la frustración o el fracaso y buscar nuevas oportunidades, el “volver a empezar”. 

Aquí acabo mi reflexión, no quiero ni pasarme ni quedarme corto. Buen fin de semana.


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