sábado, 9 de abril de 2011

La cuenta que tengo abierta con mis primos.

  
  He tenido la suerte de tener una familia grande y en la que nos inculcaron el valor de la familia. El fin de semana pasado organizamos "El día familiar 2011": Ya no hacemos estas cosas habitualmente. Las excusas : Vivimos en ciudades diferentes, tenemos otras familias, nuestros trabajos y formas de vida han cambiado mucho desde que éramos unos pequeñajos y nos reuníamos en el saloncito pequeño de los abuelos Eusebio y Nicolasa o nos íbamos por los pinares con nuestros padres.
  Tenemos otros primos en Barcelona y en otras ciudades que no han podido asistir al evento y con  los que nos sentimos igualmente unidos. Todo ha cambiado, el mundo ha cambiado, nuestros encuentros ya no son habituales pero cuando nos juntamos es como si no hubiera pasado el tiempo.  Es más, después de muchos años, cada vez que nos reunimos incluso asumimos los mismos roles que cuando éramos pequeños, yo soy el primo de mayor edad y aún siento el deber de ser protector y ejercer de Padre con ellos..., con hombres y mujeres hechos y derechos que me podrían proteger mejor a mi que yo a ellos. Fue un buen día en el que mi corazón estuvo alegre y el de los demás también ( un oasis en el desierto que algunos están atravesando ) 

   Durante esta semana he estado reflexionando sobre ello¿Donde se esconde la sensación de no haber pasado el tiempo en las relaciones interrumpidas? y ¿Cómo se puede realizar una transferencia al mundo empresarial o a nuestras tratos cotidianos?

   Cuando nos juntamos con la familia a la que hace mucho tiempo que no vemos ( ya solamente en acontecimientos muy señalados), con amigos del colegio que hace más de 20 años que no coincidimos, con los compañeros de la mili, etc. Tenemos la sensación de retomar la relación exactamente donde la dejamos, parece que no ha pasado el tiempo. Desaparecen las capas de la cebolla que ocultan a la persona que realmente somos. Desaparece nuestra capa falsa, nos quitamos la máscara de los clichés, de lo que queremos aparentar y surge nuestro verdadero yo, lo que en esencia somos y lo que éramos cuando compartíamos experiencias. Nuestras parejas y amigos cotidianos, si están a nuestro lado cuando encontramos a esas personas con las que compartimos esos depósitos emocionales, se sorprenden al vernos tan  naturales comportándonos de otra forma a la que aparentamos ser todos los días, hablando sin máscaras y comunicándonos efectivamente, no sólo sabemos lo que decimos sino lo que queremos decir.

   Ahora bien,  la metáfora de la "cuenta bancaria emocional" con las personas que convivimos todos los días, o en nuestros trabajos  requiere de reintegros constantes. La confianza que tenemos o que necesitamos de otras personas nos hace sentirnos seguros y la seguridad nos hace no caer en las fobias que nos vigilan a diario.
   Si a nuestros jefes, empleados, compañeros, pareja, hijos...les abrimos una libreta emocional en la que domiciliamos periódicamente ingresos de amabilidad, honestidad, verdad, compromisos, lealtad, amor. Cuando la necesitemos porque nosotros mismos hemos fallado en esa misma amabilidad, lealtad, verdad...podremos obtener reintegros. Si en esa cuenta metemos  más de lo que sacamos, tendremos saldo para poder realizar una comunicación más efectiva, ser menos arbitrario en nuestras emociones espontáneas.
Si la cuenta se nos queda en números rojos, lo que sucede antes de la ruptura de una relación, por ejemplo. Los intereses se nos van a echar encima, la relación se convierte en una olla a presión en la que se debe tener "mucho cuidadín"  de lo que se dice, nos protegemos, mentimos, nos volvemos hostiles, no toleramos ciertos comportamientos y aparecen unas relaciones en las que la política nos oculta de nuestra verdadera personalidad y comunicación.

   Deberíamos realizar un balance de esas cuentas, como se hace en cualquier empresa, y analizar en qué punto están nuestras relaciones. Si hay más en el debe o en el haber, si nuestro saldo es positivo o negativo. Poner la libreta al día a primeros ( como los jubilados). Porque realizar aportaciones es relativamente fácil, si no somos muy orgullosos, lo verdaderamente difícil es obtener reintegros con la cuenta a cero. 

   Bueno, resumiendo, lo que quería decir es que lo pasé genial y nos metimos un buen par de barbacoas.
Y  decir a mis primos que metan en mi cuenta un par de besos.





2 comentarios:

  1. Hola Jose Luis, comparto totalmente lo que has descrito, de echo, estoy pasando una racha sobre ese saldo que tengo familiar,y cada momento hago balance de lo que si realmente aporto es para beneficio o tengo la cuenta a cero por mucho que me esfuerce en ingresar...Pero eso es otro tema, Mi respuesta en este apartado es por la afectividad, ¿Respondemos con la misma afectividad un hombre que una mujer?.
    En el curso de coaching, hemos aprendido a ser empaticos, a saber acompañar,pero mi pregunta es, si crees que seria diferente un coach mujer que un hombre por su aportacion familiar.
    Supongo que me contaras que una mujer hace el mismo trabajo que un hombre, que la desigualdad es un pecado, pero yo vivo el dia en una sociedad que realmente no es lo que las leyes nos dictan, sino lo que realmente desean nuestros instintos.
    ¿Has preguntado a tu mujer su apreciación sobre la familia y el como hace su ingreso y sus donaciones hacia partes familiares?
    un buen relato Jose luis, el tema familia hoy en dia es un tema desfasado, antimoderno,y no cultural, pero para mi es lo mas importante.
    Un saludo
    loren.

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  2. Las cuentas emocionales son como las de los bancos. No creo que nadie te ponga pegas para hacer ingresos. Y si el banco te trata mal, pero haces demasiadas aportaciones, verás como al final te terminan haciendo la pelota. La diferencia con un banco es que en una cuenta emocional las aportaciones en sí ya son motivo de satisfacción.

    Veo que el curso te ha dejado marcado, me alegro. Pero al igual que un mapa no es el territorio, un curso no es la realidad. En alusión a lo que comentas de los hombres y las mujeres coaches yo sí creo que son diferentes, como también harán coaching diferente por tener diferentes edades, razas, estratos económicos, el éxito personal o profesional que tengan alcanzado o simplemente en la etapa de madurez en la que estén. Esa es la razón por la que unas veces conectamos mejor que otras.

    Las mujeres están esperando caricias al igual que los hombres, a nadie le amarga un dulce. Yo creo que el ORGULLO para no otorgar caricias y esperar a las de la otra parte primero sí es un impedimento para una buena relación.

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